Las dos torres de refrigeración de la central térmica de La Robla desaparecerán del paisaje de la Montaña Central leonesa el próximo viernes, 6 de mayo, fecha en que la compañía eléctrica Naturgy, propietaria del complejo, tiene previsto proceder a su voladura.
El derribo de las torres, de 100 metros de altura y más de 9.000 toneladas de peso cada una, es un paso más, quizás el más llamativo, dentro del proceso de desmantelamiento de la central que comenzó hace un año. Hasta ahora las actividades realizadas han consistido principalmente en el achatarramiento de equipos, situados en el interior de las edificaciones. En pie quedarán aún las dos chimeneas de la central, cuya voladura está prevista para 2023.
Entre los equipos ya desguazados se encuentran parte de las turbinas y alternadores que generaban la energía eléctrica y los transformadores que conectaban la central con la red eléctrica de transporte. También han desaparecido las cintas que transportaban el carbón desde el parque de almacenamiento a las tolvas para su consumo en las calderas, así como parte de los conductos de humos que conectaban estas con las chimeneas.
En la demolición de la térmica se generarán 156.443 toneladas de residuos, de las que 87.764 (un 56%, hormigón con el que se construyeron las instalaciones) se reutilizarán en el relleno de balsas de decantación, fosos y sótanos que existen en las instalaciones, a fin de conseguir una parcela nivelada, y otras 68.679 se expedirán para su valorización o eliminación por parte de gestores autorizados.