La situación que se generó el pasado fin de semana con los insuficientes servicios de movilidad disponibles para el transporte de los esquiadores y el caos consecuente que se vivió, solo son la repetición cíclica de una misma situación que regresa temporada tras temporada.

El acceso de la carretera LE 331 en su entrada a San Isidro, el acceso cerrado a Salencias, las dificultades para conseguir el forfait y “el único y atestado autobús” habilitado para acceder a la zona alta de la estación invernal, son la prueba evidente de lo que se está denunciando y que devalúa una vez más la estación en su conjunto, mientras la aleja de la posibilidad de convertirse en un referente para los usuarios portugueses, gallegos, asturianos, castellanos o madrileños, deseosos de practicar deportes de invierno.